Cuando te enfrentas a un proyecto como el de adelgazar 30 kilos, más vale pensar en ese primer paso, después en el segundo... y tratar de ir así, paso a paso, con atención para avanzar en la dirección correcta, pero sin pensar demasiado en lo que te queda por delante. Ver el proyecto como una enorme montaña que hay que subir en un tiempo determinado puede suponer un peso demasiado grande sobre nuestros hombros -nuestra cabeza, más bien- y de peso, yo ya voy sobrada.
En estos años, siempre que me planteaba perder peso escribía obsesivamente el plan que iba a seguir, lo que iba a comer, el día que empezaba, lo que esperaba perder cada semana... todo bien medido e imposible de cumplir, la mayor parte de las veces. En alguna ocasión estaba tan motivada que sí lo conseguí, pero pasado un tiempo volví a recuperar todo el peso.
La razón, creo yo, es que no dedicaba el tiempo que estoy dedicando ahora a una primera fase de convencimiento, de preparación mental, de razonamiento, de intentar hacer coincidir mis pensamientos con mis emociones, para poder pasar a la acción sin resistencia, de manera natural.
Creo que si estás serena y convencida de lo que quieres el proceso puede ser incluso sencillo. Pero hay que llegar a ese punto ;)
