viernes, 23 de agosto de 2013

El problema no es la comida

Cena de amigos con vino
He tenido problemas de peso desde que era adolescente y siempre me ha llamado la atención que mis amigas delgadas comieran de todo sin engordar. Cuando tienes sobrepeso, inevitablemente, te fijas en esas cosas. Después de un tiempo me di cuenta de que las que estamos siempre pidiendo leche desnatada, coca cola light, pavo sin grasa o sacarina, somos las gorditas, mientras que las delgadas toman de lo que hay sin complicarse la vida.


¿Ellas tienen más suerte que tú y que yo? no ¿Es por su constitución, por su genética? no. Es porque ellas paran de comer cuando están saciadas. Es porque no tienen ansiedad ni una mala relación con la comida, y no utilizan los alimentos como recurso para llenar otros vacíos. Comen para alimentarse y punto. Lo que no quita que disfruten de una comida rica, como todos. Sin embargo, las personas con sobrepeso, si no estamos en "modo dieta", comemos cada día como si no hubiera un mañana.
Por tanto, el problema no es la comida. El problema somos nosotros. Si echamos la culpa a algo exterior, como la comida, la veremos como un enemigo y estaremos amargados, porque para vivir hay que comer. Por eso insisto en que hay que olvidarse de las dietas y preocuparse sólo de moderar cantidades, de parar de comer cuando ya es suficiente.
He leído un artículo de una coach, Bárbara del Amo, que habla de este tema en su blog. Recomiendo su lectura, se titula Mejora tu relación con la comida, y habla de que para cambiarla tenemos que cambiar nosotros antes. El artículo arranca con la pregunta del millón ¿Por qué no adelgazas si sabes lo que tienes que hacer? Tiene también un plan para adelgazar sin dietas, del que no os puedo hablar porque no lo he probado, aunque no lo descarto si mi propio proceso de cambio por convencimiento no llega a buen puerto ;)